LA MEDIACIÓN ESCOLAR

Defender la formación integral de las personas pasa por una concepción de la educación basada en el diálogo y la convivencia pacífica. Nos referimos a la formación, construcción e innovación de actitudes, valores y normas.

Enseñar  y aprender a vivir y convivir raramente se integran de forma explícita en el currículum. Confiamos esta responsabilidad a entornos no educativos y vivencias dirigidas por el azar. Sin embargo, desde la escuela se advierte, cada vez más, de la importancia de trabajar en un contexto acogedor que posibilite el crecimiento personal integral.

 

La convivencia en las sociedades plurales se deteriora si no se trabaja activamente el cultivo de las relaciones intra e interpersonales. Nuestros alumnos pasan por una edad crítica para la formación de la identidad y de los marcos de pertenencia. En muchas ocasiones, la naturalidad con la que aparecen los conflictos en nuestras vidas no se corresponde con la anormalidad con la que los vivimos. El conflicto es consustancial a la vida social. No hay que evitarlo sino sacarle partido. Las situaciones conflictivas son del todo necesarias para el progreso personal y social ya que ponen de relieve aquellos aspectos de nuestro entono y de nosotros mismos que podemos mejorar y superar. Entendidos como motor de cambio, los conflictos generan aprendizaje y crean y fortalecen los vínculos relacionales entre las personas. Por tanto, es imprescindible desaprender el fatalismo que acompaña el concepto conflicto y que aboca irremisiblemente a la violencia o a la impotencia y aprender, en cambio, actitudes y aptitudes de comunicación, de pensamiento, de cooperación, de convivencia pacífica, de responsabilidad y de autonomía.

La mediación incorpora a nuestra cultura elementos dialógicos y éticos que permiten la colaboración entre las personas implicadas en un conflicto, antes que el enfrentamiento entre adversarios. La mediación no crea enemigos, ni vencedores ni vencidos.

Y, a todo esto, ¿en qué consiste la mediación? El concepto de mediación es fácilmente comprensible, incluso intuitivamente, aunque ni teóricos ni prácticos hayan formulado ninguna definición mayoritariamente aceptada. En cuanto dos personas o un grupo de personas que experimentan una situación de conflicto deciden sentarse a hablar en presencia de una tercera, se crea un escenario único y genuino. La mediación integra elementos creativos y herramientas para hacerlos aflorar. Los mediadores acompañan a los verdaderos protagonistas del conflicto en la exploración de la situación, sin emitir juicios sobre la misma; contribuyen a que se den cuenta de aquello que necesitan y planteen vías de salida, sus propias vías de salida. El proceso de mediación debe ponerse en marcha de forma voluntaria.

 

No es lo mismo someterse a la mediación que recurrir a ella. Uno de los puntos fuertes de la mediación es que los acuerdos tomados  en común se traducen en grados de cumplimiento superiores a los que resultan de decisiones impuestas por una autoridad externa. Ponerse de acuerdo con quien ha existido desavenencia resulta satisfactorio y pone en evidencia el interés por mejorar la comunicación y las relaciones.

Desde la perspectiva presentada, se evidencia que los programas escolares de mediación, como el que este curso se está implementando en nuestro Colegio, no responden necesariamente a la necesidad de combatir un alto grado de conflictividad en las aulas, que no es el caso. Más bien, se trata de una propuesta de formación y acción que permita concebir el conflicto y al otro de forma constructiva. Una forma de conceder a los miembros de la Comunidad educativa, la oportunidad de ejercitar su responsabilidad social.

En el Colegio Internacional Ausiàs March, en cursos anteriores, se puso en funcionamiento un programa de Mediación Escolar. El programa se desarrolló en varias fases. La primera fue la fase formativa. El alumnado de 1º y 2º de ESO que voluntariamente quiso formarse en relaciones interpersonales, conflicto y mediación, recibió una sesión semanal, durante la hora de Atención Educativa y Religión. Los contenidos fundamentales del programa formativo giraron en torno al conocimiento de uno mismo, al análisis de las relaciones personales, al conocimiento del conflicto, las actitudes que desarrollamos frente a él, así como contenidos referidos directamente al proceso mediador entre iguales y el rol de los agentes mediadores en la resolución del conflicto. El alumnado que se haya formado durante varios cursos en mediación puede participar (si demuestra haber desarrollado las habilidades necesarias) como alumno/a mediador del Servicio de Mediación del Colegio. El Servicio de Mediación escolar para el vigente curso escolar estará formado por alumnado voluntario que con capacidades de comunicación y escucha, esté dispuesto a realizar un servicio a la Comunidad educativa. Las intervenciones del Servicio de Mediación escolar revertirán positivamente tanto en los alumnos que protagonicen los conflictos como  en el clima de convivencia del centro. El curso pasado un grupo importante de alumnos de 3º y 4º de ESO que habían pasado por la fase formativa del programa de Mediación Escolar se ofrecieron voluntarios para tutelar a los alumnos de 1º de ESO que quisieron participar del programa Gran Hermano, en el que los alumnos mayores, con experiencia académica y en la gestión de las relaciones sociales, orientaron a los más pequeños y les acompañaron en su adaptación a la nueva etapa escolar.

Estamos convencidos de que somos capaces de aprovechar esta oportunidad que nos brinda el conflicto para crecer, para cultivar la paz, para, en definitiva, educar para la vida y favorecer el tránsito a la sociedad de forma autónoma, responsable e innovadora

Conxa Mestre

Profesora de Matemáticas y Economía

 

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